A finales del 2018 regresé de trabajar en El Salvador por 12 años. Tuve que esperar aproximadamente 1 año para que se diera la oportunidad laboral. Durante ese tiempo muchos hablaban que “no se podía”, “está difícil”, “en tiempo de pandemia todo será más difícil”, etc. Algunas veces me sentí desesperado, angustiado, pero era momento de orar y confiar en Dios, esperar un milagro de lo alto. Después de enviar CVs e ir a muchas entrevistas llegó una oportunidad, el proceso duró 3 meses, al final gané la oportunidad y tuve que esperar 3 meses más para poder iniciar labores por las restricciones a raíz de la pandemia.

Después de un despido laboral, pasé por muchos momentos difíciles con mucha preocupación y angustia. El tiempo de búsqueda de empleo fue un tiempo en el que me acerqué al Señor, y además en el que pude trabajar en la mejora de mi relación con otras personas y dedicarme a proyectos personales. Ahora gracias a El tengo un trabajo en el que me siento muy bien, y fue El quien puso en mi corazón hacer algo para brindar apoyo a otras personas que están pasando por un proceso similar pues se que lo más importante es guardar el corazón de cada persona y ayudarlas a acercarse o mantenerse cerca de quien es nuestro verdadero empleador.